En la iconografía cristiana, la palma del martirio, es un atributo adoptado en las representaciones de los primeros santos de la Iglesia y mártires. Esta representación tiene un probable origen oriental, sitio donde se daba una gran importancia a las palmeras al vincularlas con los oasis y a la vida. También se pensaba que en el momento en que la palmera generaba sus frutos esta moría, de ahí que se significara como un sacrificio.[1]